
ARTES ESCÉNICAS EN BUCARAMANGA
Bucaramanga es considerada un importante epicentro de la llegada de las artes escénicas al país por ser geográficamente un punto estratégico para el ingreso de colectivos artísticos que empezaron a arribar en el país a partir de finales del siglo XVIII. A raíz de la llegada de estos grupos provenientes de distintas naciones, mayoritariamente de Europa, años más tarde fueron los nativos quienes empezaron a crear sus propios montajes teatrales, pero esta vez bajo fundamentos con tintes políticos, y en defensa de ideologías provenientes de Oriente y Europa, que empezaban a proliferarse hacia la mitad del siglo XIX en Latinoamérica.
Quizá la mayor influencia se genera allí, cuando el teatro deja de ser un espectáculo del corte del entretenimiento y la diversión, como sucedía en ese entonces en los países europeos, y toma una vertiente que se preocupaba por defender ideologías políticas que a través de la sátira y la crítica pretendían generar una protesta a partir de las expresiones culturales.
Esto generó, tanto en Bucaramanga como en otras ciudades del país, un “Boom” donde se quería explotar el teatro como un arma de protesta diplomática y pacífica frente a los sistemas políticos que empezaban a mandar la parada en aquel entonces.
El teatro Peralta fue sin duda la sede más importante del teatro en Bucaramanga. Los acontecimientos artísticos más destacados sucedían allí, y fue el lugar que marcó la pauta en cuanto el desarrollo artístico de la ciudad. Más tarde comenzaron a crearse los festivales; esto ya ejercidos bajo intereses revolucionarios que empezaban a apoderarse de los movimientos universitarios de Bucaramanga, y paralelamente a todos los del resto del país.
Sin duda la historia del teatro en Bucaramanga y en Colombia se ha visto manchada también por acontecimientos negativos que han hecho que su evolución en el país se haya atascado por muchos años. Mientras países desarrollados como Estados Unidos y el Reino Unido cuentan con verdaderas industrias dedicadas al sector artístico, en cuanto a las artes escénicas se refiere, otros aún sin ser del primer mundo han podido empezar a crear una industria cultural bajo sus propios parámetros. Colombia desafortunadamente no cuenta con una industria teatral a nivel nacional e internacional.
Algunas compañías privadas y otras entidades han logrado aportar su grano de arena al desarrollo de las expresiones culturales en la ciudad y en el país, pero son pocas las que han tenido un final feliz, y por supuesto una marca en la identidad de los santandereanos. Eventos como el festival iberoamericano de Bogotá y el festival de teatro de Manizales son algunos.
Este déficit se debe en gran parte a la distribución de apoyo en producción e inversión por parte del estado para eventos de tipo cultural. Sin duda la corrupción tiene su peso, y esto en muchas ocasiones crea un estancamiento dónde los objetivos son el lucro económico, y no precisamente la proyección de la cultura como un sistema vital de la identidad de una nación.
Frente a este suceso, los artistas santandereanos no se han cruzado de brazos en la búsqueda de la mejora del oficio del arte escénico en Bucaramanga. Algunas compañías teatrales han decidido unir fuerzas, y a lo largo de los años han logrado significativos cambios frente a la promoción del arte y la cultura en la ciudad. La recuperación que se le hiciera una vez al Teatro Peralta, por ejemplo, se debió a la unión de compañías como el Teatro Alcalá, el teatro de Nares, el teatro de Cervantes, en España, y el teatro globo, quienes trabajaron con el solo fin de rescatarlo. Hoy el teatro y Coliseo Peralta es monumento nacional. Hoy gracias a este legado, las artes escénicas se encuentran en gran vigencia y en una constante renovación actualmente. Los santandereanos están empezando a tener una nueva percepción del arte y la cultura, y de esta manera, hacia el aprecio sobre el talento de los artistas de la ciudad.
